martes, mayo 16, 2006

trepo por chile


de norte a sur, en tren, bus, auto y bote. desierto, mar, bosques y termas. III, IV, V, IX y X. como nunca me he paseado por el país, por trabajo o vacaciones he podido caminar por todos lados. el viaje al norte me salió con vale otro. vuelvo al desierto de atacama. han sido largos viajes pero ha sido increíble ver todos estos paisajes. pueblos perdidos en el desierto, los bosques de valdivia, el volcán villarrica, las cujas, ver valparaíso de noche y desde el mar. espero siga pronto mi recorrido.

1 Comments:

Blogger pd said...

qué envidia, que sana envidia...
no hay como viajar... maravillar los ojos en paisajes y experiencias que se abren al conocimiento como si hubiesen estado esperándonos, silenciosas y ancestrales...

Puede ser un prejuicio, nacido de mis propias vivencias, pero siento que cada viaje cambia, transforma algo dentro del que viaja, del que sabe mirar, apreciar, del que sabe viajar... Y Chile es un país tan lindo tan lindo... me acuerdo de la primera noche que pasé en otro continente... en un saco de dormir, en el campo de una España que se ofrecía generosa a mi curiosidad y mis ganas de descubrir el mundo... Cansada, emocionada, tomé lápiz y papel, y escribí en la primera hoja de ese cuaderno: Vengo de un país de loca geografía, capaz de maravillar a cualquier viajero, llevándolo desde el desierto de Atacama, hasta los bosques inexorables del sur del mundo, donde parece más estrecha la distancia que separa la tierra del infinito.

Ahora lo encuentro cebolla, pero a los 15 años ese viaje a España dejó de ser el sueño lejano de una niña con ganas de salir, y se convirtió en una verdad, en una parte de mi vida que se instaló llenándome de propósitos. Ese año y el siguiente, conocí tantas cosas... pude tocar, oler, mirar y oir, verdades, vidas y experiencias. Sentí el cansancio, el dolor, las ganas de rendirme y la alegría de los logros. No fueron viajes fáciles ni cómodos, pero domestiqué España, como diría el Principito. Dejó de ser un lugar geográfico frío y sin vida, y pasó a ser un lugar del mundo donde están aún mis pasos, y el de los 300 compañeros que también caminaron por ahí, porque encontramos ahí lo que nuestra sangre y nuestra historia también llevan, porque recordamos las esperanzas de cada país de América reflejadas en una cultura madre, que más que madre resultó ser hermana. Una cultura que sin juicios, ni buenos ni malos, sólo existencias, se hizo parte de mí.

Luego vinieron tantos tantos viajes... Todos esos recorridos, esos lugares, quedaron en mí, como un recuerdo indeleble que exalta mi futuro y mi presente.

Ufff.. sorry, no te quiero latear... es que esto de los viajes realmente me emociona.... extraño salir del Santiago contingente, escenario principal, ciudad protagonista.... quiero poder salir como antes, mochila al hombro, dispuesta a recorrer lugares anónimos hasta que las zapatillas desgastadas me obliguen a volver a la vida "real"...
Un abrazo...

12:57 a. m.  

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