lunes, octubre 16, 2006

buenos días anastasia



un buen amigo me contó una historia sorprendente. su abuela vivió durante años en una antigua casa de vitacura. una casa como cualquier otra, excepto por su vecina. se trataba de una mujer mayor, con varios hijos y un acento que delataba su procedencia europea. la mujer vivía en una casa grande, donde no había ningún mueble, pero donde siempre brillaba el parquet del piso. la vecina se empeñaba en que siempre brillara. mantenían una buena relación de barrio, incluso los hijos de la mujer europea almorzaban seguido en la casa de la abuela de mi amigo. al parecer, vivían con lo justo. sin lugar a dudas, la vecina casa encerraba un misterio. la señora era una mujer a lo menos especial. un día, anunció que se iba. llegó hasta la casa de su vecina, la abuela de mi amigo, para agradecer todas las atenciones, la ayuda y el almuerzo que de vez en cuando le entregaba a sus hijos. ambas mujeres se despidieron. pese a los años en común, ninguna de las dos sabía mucho de la otra. sólo las palabras justas que ambas vecinas intercambiaban de casa a casa. al momento de la despedida, la mujer extranjero se mostró profundamente agradecida. le dijo que se iba lejos, pero antes de despedirse le contó su secreto. "soy anastasia", le dijo. sorprendida, la abuela de mi amigo ató cabos... el acento, el misterio, no habían muebles, el piso siempre brillante, como si se tratara de un palacio en miniatura instalado en pleno santiago. ambas se despidieron y nunca más se volvieron a ver. la historia es sorprendente. haya sido o no la descendiente de los romanov, asesinada a tiros en siberia, la historia sonó, al menos, sorprendente.

miércoles, octubre 11, 2006


"somos las abejas de lo invisible..." /rainer maria rilke