
me voy por un senderito/ sembrado de blancos yuyos/ y en árboles en capullo/ ya cantan los chincolitos./ En el estero infinito/ se están meciendo las aguas,/ la sombra de la patagua/me recibe con cariño,/ las lágrimas del corpiño,/ resbalan hasta mi enagua./ Detrás de las alamedas/ se duermen los animales,/ perfuman los cereales/ las trémulas sementeras./ Las hojas por vez postrera/me brindan una sonrisa/ y me refresca la brisa/ con sus esponjas, la frente./ Respiro serenamente,/ ya nada me martiriza./ Semana que mis rosales/ estaban ya florecidos/ yo con mi malo sentido/ vi sólo sus espinales./ Las nubes primaverales/ parecen una pintura,/ los campos con su verdura/ me han descorrido el telón./ Mis ojos bailan al son/ del viento por la llanura./ Ya no me clava la estrella,/ ya no me amarga la luna,/ la vida es una fortuna/ vistosa, próspera y bella./ Sus lluvias y sus centellas/ nos engalanan los aires/ nos brindan como una madre/ su aliento renovadero./ Ya siento que el mundo entero está de canto y de baile./ violeta parra.